De entrada os digo esto: Si quieres leer algo agradable, o pasar un buen rato te recomiendo que te vayas. Esto soy sólo yo echando pestes. No hay nada divertido aquí. Sólo vas a escuchar a un gilipollas de cientos de miles que hay en internet lamentándose de lo asquerosa que es su vida. Así que de entrada te advierto que sino buscar escuchar, sino entretenerte, vete. No quisiera que pasaras un mal rato por culpa de mis cosas. Avisado estás.
¿Sabes de esa opresión en el pecho cuando estás estudiando y sólo quieres empezar a reventar todo y a todos los que tienes alrededor? Multiplica eso por tres, añade un sentimiento de ansiedad y vacío, un toque de desesperanza, y apenas estarás acercándote a cómo estoy ahora mismo.
Muchos padres son pedantes, los míos me anulan como persona. ¿Hacen algo malo? Pues sí y no. En realidad son como cualesquiera otros, Con sus pros y sus contras, pero es que estoy cansados de verlos. Estoy harto de contemplar esa inquebrantable rutina diaria en la que se sumergen, que no pueda ni decirles cómo me siento porque la experiencia me ha demostrado que me despachan con un "¡Anda ya!", o dándole la vuelta a la tortilla y haciéndome quedar como un imbécil cuando sólo se requeriría de un poco de comprensión por su parte.
Muchas veces me veo obligado a poner una sonrisa cuando estoy gritando por dentro, o a cambiar mi forma de ser simplemente porque no puedo ser yo mismo con ellos. Estoy forzado a interpretar un papel porque de lo contrario y a la más mínima se dirigirán a mí haciendo preguntas incómodas y recetándome prescripciones del tipo "¿Por qué estás así? Tendrías que estar contento." Y si no lo estás ellos se pondrán cada vez más nerviosos hasta que estallen y te digan que eres un triste y que ya estás otra vez con tus tonterías. ¡¡¡JODER, QUÉ PASADA MIRADME YA ESTOY CONTENTO PORQUE ME HABÉIS DICHO QUE LO ESTÉ!!! NOTA EN PATERNIDAD: 11/10. MATRÍCULA.
Y si no hablo con ellos sobre lo que me pasa, o no soy lo suficientemente convincente para fingir, me fuerzan a hablar con ellos, con el resultado de la consecuencia antedicha. Mire como se mire, es un callejón sin salida.
Todo ello unido al hecho de que sino me ven estudiando justo cuando ellos están en casa en días laborales, que suele ser únicamente por la noche cuando ya he acabado, se dirigen a mi y me dicen "¿Qué haces que no estás estudiando"? Y me la pela. Pero un día, y otro y otro, ya cansa. Es más, cada vez que ellos están en casa me encuentro en tensión constante a que entren en mi cuarto en mis horas libres y me digan algo porque estoy con un libro, jugando, o viendo una peli. Y eso me está matando.
Cada día que pasa hago las cosas con menos ganas. Nada sale bien. Nada me sabe bien. Estoy perdiendo el gusto por muchas cosas que antes me gustaban. Y lo único que crece en mí ahora es un lacerante sentimiento de odio a todo lo que me rodea. No me siento siquiera libre para decidir qué hacer, porque ¿qué libertad hay cuando las opciones que te dan están perladas de un componente coactivo, o en la que una opción te llevará a la mierda aunque sea la que te guste, y la otra aunque sea la conveniente la odias a muerte? ¿Qué libertad es esa que sólo lo es formalmente?
Y eso sin contar los innumerables casos de mala suerte que se han ido repitiendo tantas semanas.
Normalmente no soy un quejica, ni escribiría estas líneas, pero estoy cansado, y llevo 5 años lidiando con esta mierda. Solo quiero quemarlo todo. Sentirme libre. Levantarme una mañana sin decirme a mí mismo "hoy tengo que hacer esto". Es como si nunca descansara. Como si esto no tuviera fin, y ni siquiera se me diera un respiro.
Sólo quiero descansar un poco, sentir que lo que hago llega a algo, que tiene su recompensa. Pero allá donde miro sólo veo injusticia. No la abstracta y general, sino ese egoísta sentimiento del que me avergüenzo de tener de "mira la de cosas que tiene ese, con lo que yo me esfuerzo y sólo tengo una mierda pinchada en palo de los helados de petit suise".
Todo lo que digo os sonara a infantil, e inmaduro, pero he tratado de aguantar durante 5 años. He sido maduro, pero las personas tienen un límite. Y este es el mío.
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